Las rutinas de alimentación materna durante la lactancia representan todos aquellos hábitos alimenticios, que te hacen predecible en la medida de lo posible el día a día; y como madre lactante favorecen el aporte energético que necesitas para afrontar las tomas de tu bebé e integrarlas en los horarios de comida y descanso de ambos.

La forma en la que la madre se alimenta influye directamente en la calidad de la leche materna. No existe una dieta especial pero sí se debería prestar atención en aportar, en la alimentación materna durante la lactancia, todos los nutrientes necesarios para la madre y el bebé.

Rutinas de Alimentación Materna en las Primeras Horas después del Parto

Después de las dos primeras horas posteriores al parto en el hospital se va comprobando la tolerancia de la ingesta de la madre con líquidos. Después de ésto, durante el puerperio inmediato, en las primeras 24 horas se inicia una dieta blanda que contiene frutas y verduras de fácil eliminación. Además es importante recuperar líquidos y electrolitos, que pueden proporcionarnos los caldos de verdura y caldos suaves como el de pollo. Si no observamos dificultades de tolerancia después de estas 24 horas podemos comer de todo.

Los menús de los hospitales tienen en cuenta estas recomendaciones por lo que no tenemos que preocuparnos. Posteriormente durante el puerperio clínico, antes de darnos el alta, te van a ofrecer comida más variada que incluye frutas, verduras, legumbres, carnes, pescado, hidratos de carbono en forma de pan y pasta, y lácteos.

La cirugía abdominal del parto, cuando es por cesárea, obliga a evitar ingerir alimentos líquidos o sólidos, aunque en ese periodo nos mantienen el cuerpo hidratado con el suero proporcionado a través de vías. Este periodo que puede durar de 6 a 24 horas termina para dar paso a una dieta blanda de fácil digestión y posteriormente una dieta normal, igual que en el parto vaginal.

Cuarentena

Después de parir comienza para la madre una etapa de 40 días de duración en que el cuerpo poco a poco vuelve a su ser. Conocido popularmente como la cuarentena, el puerperio o postparto, es el periodo en que el aparato genital femenino vuelve a su estado antes del embarazo. Durante este periodo las mamás estamos físicamente cansadas, nos sentimos incómodas y además tenemos las hormonas desordenadas con un bebé que nos pide atención y alimentación a demanda.

En la recuperación del parto resulta importante tener en cuenta las rutinas de alimentación materna, que sustente nuestra recuperación y los aportes nutritivos del bebé, en caso de que hayamos optado por la lactancia materna, porque dando el pecho las necesidades energéticas y nutricionales son mayores que en el periodo anterior de la gestación.

Alimentación Materna con Bebé Lactante

La OMS recomienda alimentar con leche materna a los bebes hasta los 6 meses y complementar la alimentación con leche materna hasta los dos años.

Beneficios de los Hábitos Adecuados de la Alimentación Materna durante la Lactancia

Los requerimientos nutricionales de un bebé lactante son acordes con su crecimiento más acelerado. Unos hábitos alimenticios adecuados para nosotras nos ayudan a aportar a nuestro bebé los nutrientes necesarios para su desarrollo y equilibran nuestra sensación de saciedad, más complicada por el mayor gasto energético, que supone para nuestro cuerpo dar el pecho.

Nuestras rutinas de alimentación van a generarnos bienestar en la medida que sean estables y predecibles.

Necesidades Nutritivas de la Madre

Las necesidades nutritivas de la madre van a ser mayores, primero para recuperarse después del parto y luego en caso de que decida amamantar al bebé.

Nutrientes Necesarios en la Alimentación Materna durante la Lactancia

Asegurar una dieta bien equilibrada te facilitará el descanso y te proporcionará bienestar, temperamento y energía para afrontar los nuevos retos domésticos, sociales y laborales de esta etapa con un nuevo miembro en la familia.

Independientemente de la forma de cocinar, la dieta de la madre debe contener:

Proteínas

Las proteínas de los alimentos en forma de carne, pescado y huevos ayudan a regenerar el cuerpo y mantener y fortalecer la piel, los músculos y los huesos. Son una fuente energética de primer nivel.

Hierro

Es importante compensar posibles carencias de hierro con una dieta rica en este mineral. El hierro se encuentra básicamente en las carnes rojas, los cereales, las legumbres y los frutos secos.

Calcio

El calcio lo encontramos en los productos lácteos como la leche, los yogures y el queso, pero hay que tener en cuenta que su asimilación está supeditada a estados emocionales de cierta armonía, y sobre todo a la exposición a la luz solar. Por eso resulta buena rutina salir de paseo relajado con el carrito de bebé por las mañanas o al inicio de la tarde.

Fruta y Verdura Fresca

La ingesta de frutas y verduras frescas de temporada aporta vitaminas, especialmente vitamina A y C, fundamentales en la prevención de enfermedades, además de contener sales minerales, fibra y antioxidantes que favorecen la eliminación de toxinas del organismo.

Líquidos

Por poco que se atienda a las llamadas del cuerpo, una mama que amamante a su bebé notará una mayor necesidad de ingerir líquido. Es recomendable hidratar el cuerpo con cualquier tipo de líquido, ya sea en forma de infusiones, caldos o zumos de fruta licuada.

Pautas de Alimentación. Número de Tomas o Ingestas

Tres comidas principales y pequeños tentempiés de queso, fruta y/o frutos secos proporcionan el aporte energético y nutricional necesario para combatir el apetito entrecomidas y disminuir el cansancio.

Si escuchamos a nuestro cuerpo nos daremos cuenta que nos sentimos mejor cuando procuramos respetar los horarios de comidas, dándonos tiempo para comer sentadas relajadamente, permitiéndonos disfrutar del momento. No sólo se trata de saciar el hambre.

Organización de Horarios en las Rutinas de Alimentación Materna

Es una buena idea aprovechar la finalización de una toma del bebé dormido para sentarnos a comer algo previamente preparado, que nos permita hacer de ese momento un disfrute pausado, más que una obligación de tiempo justo para cocinar y comer. El establecimiento de una buena rutina de alimentación, que no fuerce el cuerpo, nos obliga a establecer horarios de ingesta espaciados entre si como mucho cuatro o cinco horas. Además tener a mano frutos secos y agua facilita sin esfuerzo llegar a la siguiente comida sin pasar apetito ni sed.

Rutinas de Alimentación Materna al Comenzar y Finalizar el Día

Si somos capaces de oír las necesidades de nuestro cuerpo nos daremos cuenta que tanto al comienzo de día como al final nos pide ingerir algo. Desayunar poco después de levantarte ayuda al cuerpo a recomponerse y comenzar el día con energía después de la noche, y acostarte a hora y media o dos horas de la cena facilita coger el sueño sin apetito insomne.

Rutinas en la Preparación de los Alimentos para Mamás

En general la preparación de las comidas más recomendable para preservar todos los valores nutricionales y energéticos de los alimentos es de elaboración simple: a la plancha, cocido, al vapor o al horno. Puede que nos apetezcan cosas más elaboradas, pero si estamos atentas a indicadores internos fisiológicos notaremos que las salsas complican las digestiones y el equilibrio homeostático y metabólico del cuerpo, eso que nos permite disfrutar de la lactancia sin costes energéticos o bajadas de tensión.

Una buena alimentación, acompañada de descanso aprovechando los ratos que tu hijo duerme, combate la fatiga que repercute en tu estado emocional y de salud, y a la vez en el de tu hijo.